Elegir las zapatillas de running adecuadas puede marcar la diferencia entre disfrutar de cada kilómetro y terminar con molestias o lesiones. Uno de los aspectos más relevantes, aunque a menudo desconocido para muchos corredores, es el drop del calzado. Este parámetro influye directamente en la forma en que nuestro cuerpo absorbe los impactos, en nuestra técnica de pisada y, en definitiva, en el rendimiento y la salud durante la práctica deportiva. Comprender qué es el drop y cómo seleccionarlo según nuestras características individuales es fundamental para sacar el máximo partido a cada entrenamiento.
¿Qué es el drop y por qué es fundamental en tu zapatilla de running?
El drop de una zapatilla es la diferencia de altura entre el talón y la puntera, medida en milímetros. Esta distancia vertical determina la inclinación del pie dentro del calzado y tiene un impacto directo en la manera en que aterrizamos y nos impulsamos en cada zancada. Aunque muchos modelos comerciales presentan un drop común de diez milímetros, esta cifra carece de una base científica que justifique su popularidad. La realidad es que existen zapatillas con valores que oscilan desde prácticamente cero hasta más de dieciséis milímetros, y cada uno de estos rangos está diseñado para adaptarse a diferentes estilos de carrera y necesidades biomecánicas.
Definición técnica del drop y medición en milímetros
Desde un punto de vista técnico, el drop se calcula restando la altura de la suela en la zona del antepié a la altura de la suela en el talón. Esta medición se realiza en milímetros y refleja cuánto más elevado está el talón respecto a la parte delantera del pie. En estudios de laboratorio se han registrado valores que van desde menos un milímetro hasta más de dieciséis milímetros, demostrando la amplia variedad de opciones disponibles en el mercado. Es importante destacar que el drop no debe confundirse con la altura total de la suela, que es la distancia vertical completa desde el suelo hasta el punto más alto del calzado. Ambos parámetros son independientes y pueden variar de forma considerable entre diferentes modelos, incluso dentro de la misma categoría de drop.
Impacto del drop en tu biomecánica y técnica de carrera
La elección del drop afecta de manera significativa a la biomecánica del corredor. Cuando el drop es elevado, el talón se encuentra más alto que la puntera, lo que favorece un aterrizaje con el talón y transfiere el impacto hacia las rodillas y las caderas. En cambio, un drop reducido o nulo promueve un contacto más natural con el mediapié o el antepié, lo que redistribuye la carga hacia los tobillos y el tendón de Aquiles. Esta diferencia en la distribución del estrés mecánico puede influir en la prevención de lesiones y en la eficiencia del movimiento. Por ejemplo, corredores con historial de molestias en las rodillas pueden beneficiarse de un drop más bajo, mientras que aquellos con debilidad en el tendón de Aquiles podrían encontrar mayor comodidad con un drop más elevado. Además, el drop también modifica la cadencia de carrera y la longitud de la zancada, elementos clave para optimizar el rendimiento.
Tipos de drop: desde minimalista hasta máximo
Las zapatillas de running se clasifican según su drop en varias categorías que responden a distintas filosofías de diseño y objetivos de uso. Esta segmentación permite a los corredores seleccionar el calzado que mejor se adapta a su técnica, experiencia y preferencias personales. Es importante señalar que no existe un drop universalmente superior, sino que cada rango tiene ventajas específicas según el contexto de uso.
Drop bajo (0-4mm): características y corredores ideales
El drop cero o cercano a cero, que abarca desde cero hasta poco menos de un milímetro, ofrece una sensación muy natural y promueve una pisada similar a correr descalzo. Este tipo de calzado, conocido como minimalista o barefoot, requiere una adaptación progresiva y es especialmente adecuado para corredores experimentados con una técnica depurada. En el rango de uno a cinco milímetros, el drop sigue siendo bajo pero proporciona una ligera inclinación que facilita la transición desde modelos más tradicionales. Los corredores que optan por estos diseños suelen buscar una mayor activación muscular en la zona de la pantorrilla y una técnica de carrera más eficiente. Las estadísticas muestran que las zapatillas con drop cero son considerablemente menos frecuentes en el mercado que aquellas con drop alto, pero han ganado popularidad entre los corredores que priorizan la naturalidad del movimiento.
Drop medio y alto (5-12mm): ventajas para diferentes estilos
El drop medio, que se sitúa entre cinco y ocho milímetros aproximadamente, representa el equilibrio entre protección y sensación natural del terreno. Este rango es el más recomendado para la mayoría de corredores recreativos, ya que combina una amortiguación adecuada con una transición suave del talón al antepié. Por su parte, el drop alto, superior a ocho milímetros y que puede llegar hasta más de diez, ofrece una protección destacada en el talón y resulta especialmente útil para corredores principiantes, aquellos que aterrizan de forma pronunciada con el talón o quienes buscan mayor comodidad en distancias largas sobre asfalto. Los datos revelan que las zapatillas con drop alto dominan ampliamente las bases de datos de productos, siendo casi diez veces más numerosas que las de drop bajo y dieciocho veces más que las de drop cero. Esta prevalencia refleja la preferencia generalizada por modelos que priorizan la protección y la comodidad inmediata.
Relación entre drop, amortiguación y respuesta del calzado

El drop no actúa de forma aislada, sino que interactúa con otros elementos del diseño de la zapatilla, como la amortiguación y la respuesta del material de la suela. Entender estas interacciones es clave para seleccionar un calzado que no solo sea cómodo, sino que también optimice el rendimiento y minimice el riesgo de lesiones.
Cómo la altura del drop afecta la absorción de impacto
La altura del drop influye directamente en la forma en que el cuerpo absorbe el impacto al entrar en contacto con el suelo. Un drop alto facilita un aterrizaje con el talón, lo que implica que la suela trasera debe contar con una amortiguación robusta para disipar la energía del impacto. En estos casos, la zona del talón suele incorporar materiales más gruesos y blandos que protegen las articulaciones de las extremidades inferiores. Por el contrario, un drop bajo o nulo distribuye el impacto de manera más uniforme a lo largo del pie, lo que reduce la necesidad de amortiguación concentrada en el talón pero exige mayor resistencia y adaptación de los músculos y tendones del tobillo. Es fundamental destacar que la altura total de la suela no siempre correlaciona con el drop. Existen modelos con drop cero que presentan alturas de suela considerables, lo que demuestra que la amortiguación puede implementarse sin necesidad de elevar el talón. Del mismo modo, algunas zapatillas con drop alto pueden tener suelas relativamente bajas en comparación con otros modelos de la misma categoría.
Balance perfecto entre protección y sensación del terreno
Lograr el equilibrio adecuado entre protección y sensación del terreno es uno de los mayores retos en el diseño de zapatillas de running. Un drop elevado, combinado con una amortiguación generosa, proporciona una protección excepcional y resulta ideal para entrenamientos largos en superficies duras como el asfalto. Sin embargo, esta configuración puede limitar la respuesta táctil y la activación muscular, lo que algunos corredores perciben como una menor conexión con el terreno. Por otro lado, un drop bajo potencia la respuesta del calzado y permite sentir mejor las irregularidades del suelo, lo que es especialmente valorado en trail running. En este contexto, las estadísticas indican que a medida que disminuye el drop, aumenta la cantidad de zapatillas diseñadas específicamente para superficies irregulares. La elección del balance óptimo dependerá del tipo de entrenamiento, la experiencia del corredor y sus preferencias personales en cuanto a sensibilidad y protección.
Guía práctica para seleccionar el drop según tu perfil de corredor
Seleccionar el drop adecuado no es una tarea universal, sino que debe basarse en una evaluación honesta de varios factores individuales. Desde el nivel de experiencia hasta el historial de lesiones, pasando por el tipo de pisada y el terreno habitual de entrenamiento, cada elemento aporta información valiosa para tomar la decisión correcta.
Factores a considerar: peso, experiencia y tipo de pisada
El peso del corredor es un factor que influye en la elección del drop, aunque no de forma determinante. Corredores con mayor peso corporal suelen beneficiarse de zapatillas con drop medio o alto, ya que la amortiguación adicional en el talón ayuda a distribuir mejor el impacto. No obstante, existen excepciones notables: hay modelos de drop cero que pesan más de seiscientos gramos, mientras que otros con drop de diez milímetros apenas superan los ciento veintiocho gramos, lo que demuestra que el peso del calzado y el drop no están necesariamente relacionados. La experiencia del corredor también es crucial. Los principiantes suelen sentirse más cómodos con drops medios o altos, que ofrecen mayor estabilidad y protección inmediata. Los corredores experimentados, en cambio, pueden explorar drops más bajos para mejorar su técnica y eficiencia biomecánica. En cuanto al tipo de pisada, los pronadores tienden a beneficiarse de drops medios o altos que favorecen una transición controlada del talón al antepié, mientras que los supinadores pueden encontrar mayor comodidad en drops más bajos que permiten una pisada más neutra. Los corredores con pisada neutra tienen la flexibilidad de elegir prácticamente cualquier rango de drop según sus preferencias personales y objetivos de entrenamiento.
Errores comunes al cambiar de drop y cómo evitarlos
Uno de los errores más frecuentes al cambiar de drop es hacerlo de forma brusca, sin permitir que el cuerpo se adapte progresivamente a la nueva configuración biomecánica. Pasar de un drop alto a uno bajo de manera repentina puede sobrecargar el tendón de Aquiles y la musculatura de la pantorrilla, aumentando el riesgo de lesiones. La transición debe ser gradual, incrementando poco a poco el tiempo de uso del nuevo calzado y alternándolo con el antiguo durante varias semanas. Otro error común es elegir las zapatillas basándose únicamente en tendencias de moda o en recomendaciones generales, sin considerar el historial personal de lesiones ni la técnica de carrera propia. Antes de cambiar de drop, es recomendable analizar cómo se aterriza habitualmente, si con el talón o con el mediapié, y si existen molestias recurrentes en alguna articulación específica. Ignorar estos aspectos puede llevar a seleccionar un calzado que, aunque popular, no sea el más adecuado para las necesidades individuales. Finalmente, no adaptar el cambio de drop de forma progresiva es un error que puede tener consecuencias serias. Estudios que analizaron a más de quinientos corredores durante seis meses han demostrado la importancia de la adaptación controlada para minimizar el riesgo de lesiones.
En resumen, la elección del drop es una decisión personal que debe basarse en una comprensión profunda de la propia biomecánica, el nivel de experiencia, el tipo de pisada y las superficies habituales de entrenamiento. No existe un drop ideal para todos, sino una combinación óptima que varía de un corredor a otro. Tomarse el tiempo necesario para probar diferentes opciones, realizar una transición gradual y escuchar las señales del propio cuerpo son las claves para encontrar el calzado que mejor se adapte a cada persona y permita disfrutar del running de forma segura y eficiente.





